
En 2010 la jornada final del Festival de la Canción de Viña del Mar debió suspenderse por el motivo ya conocido por todos nosotros, del terremoto que a las 3.34 de la madrugada del sábado 27 de febrero dejó no sólo daños materiales y pérdidas de vidas humanas, sino que el alma del chileno. "El país no está para celebraciones", declaró Iván de la Maza, intendente de la región de Valparaíso en ese entonces, al explicar que los alcances de la suspensión, era además, para todo evento masivo.
Y todos afirmaban que por primera vez, una jornada del Festival de Viña del Mar debía suspenderse. Pero mis amigos, sorpresa: no era la primera vez, sino que era la segunda ocasión en que esto ocurría. La primera fue en 1973, lo cual paso a narrar a continuación:


Ya adelanté un poco lo sucedido en Viña 2010, pero el contexto fue que Ricardo Arjona debía cerrar la noche del viernes 26 de febrero. Por razones técnicas (debía dar dos conciertos en Santiago -a la postre suspendidos por la catástrofe-) debía salir temprano a escena ya que sus escenografías debían estar a primera hora en la capital. Todo este panorama provocó esa tarde de viernes un caos en la organización ya que el grupo nacional La Noche tampoco quería cerrar la jornada. Finalmente La Noche abrió la jornada y el cantante guatemalteco salió en seguida. Y luego, las competencias, la final folclórica, semifinal internacional, premiación folclórica, y Fanny Lu cierra la jornada, la cual terminó aproximadamente una hora antes del terremoto.
Si en un momento se habló mal de Arjona, se le trató de divo, al día siguiente, todos agradecían ese divismo, ya que de haber cerrado la penúltima jornada, me atrevo responsablemente a decir, se habría formado tal estampida humana, que habría dejado varias decenas de muertos (si es que no cientos). Y además, la gente que estaba arriba del escenario habría sufrido consecuencias ya que algunos focos cayeron, como también se desprendieron algunas pantallas LED.
Los problemas también fueron mayúsculos para la orquesta, quienes guardaban en el segundo subterráneo todo su aparataje, ya que sólo el lunes 1 de marzo pudieron recuperar sus instrumentos, y ese mismo día también los técnicos de TVN y Canal 13 pudieron retirar sus equipos de transmisión desde la Quinta, los cuales de inmediato fueron usados en ayudar a cubrir la catástrofe.
Una de mis primeras preguntas -y creo que de muchos- fue, tras el cataclismo, ¿qué va a pasar con la noche final?. Y si se hace ¿con qué cara Felipe Camiroaga y Soledad Onetto van a dar la bienvenida a la jornada? Habrían dicho que Viña está con los daminficados, Viña está con los que lo están pasando mal, por cierto, pasando imágenes de ese sombrío día. Todo esto en el campo de las suposiciones, ya que como se dijo al comienzo de la columna, la noche final de Viña 2010, por razones de seguridad, no se llevó a cabo, y los conductores se pusieron ese mismo día a disposición de sus respectivos canales de televisión para cubrir la catástrofe y entregar ayuda y ánimo a los que lo estaban pasando más mal.
Con esta columna quise demostrar que el certamen, por ser un evento en vivo y en directo, siempre puede estar sujeto a situaciones puntuales que pueden alterar -o incluso hacer que se suspenda- una o más jornadas.
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